martes, 28 de octubre de 2014

EN HONOR A UN GUERRERO DE DIOS

Quiero dedicar este espacio a una persona que marcó mi vida. Fue un hombre extraordinario, quien no escatimó su tiempo para sembrar en mi y en miles de personas la Palabra del Señor. Su nombre es Juan José Fermin Bueno, a quien considero mi mentor, amigo entrañable y padre espiritual. 
Este amado hombre me enseño a amar a Dios con su ejemplo y el de su amada esposa Bertha, una especial mujer muy valiente y admirable, constante y siempre en la búsqueda de la excelencia. Principalmente pastores del Centro Cristisno La Victoria, en la ciudad de Barcelona estado Anzoátegui, posteriormente constituidos apóstoles, puesto que fundaron congregaciones en Venezuela y en otros países del mundo. 
El apóstol Jhan, como lo llamábamos todos, comenzó su ministerio en una pequeña iglesia que pronto se extendió. Tomo grandes retos aun con las finanzas escasas, de fundar una gran congregación, y aunque muchos pensaban que no lo lograría, él seguía creyendo. Y Dios lo respaldo. En el año 2005, lucho contra un terrible cáncer por mucho tiempo y logró vencerlo con su gran fe. El Señor lo sano. 
El nunca perdió su fe, siempre perseveraba en lo que quería lograr para El Señor, siempre tuvo especial y particular cuidado con cada uno de nosotros, sus hijos espirituales. Cada detalle de nuestras vidas era importante para el, por pequeño que pareciera. Recuerdo que un día me comisiono a decorar el templo para una actividad. Me dijo que contaba solo con la noche del sábado para lograrlo. Yo me desespere y le dije que como haría eso. El sonrió y me dijo: "Hijita resuelve". Al comienzo no lo entendí, pero me puse a trabajar. El domingo en la mañana la iglesia estaba decorada, limpia y linda para el servicio. El me miro y sonriendo me dijo: "Sabia que podías hacerlo". 
Amados, no se imaginan lo que esa pequeña lección me ha servido a lo largo de mi vida. El siempre decía "Se solución y no problema", y eso me ha abierto infinitas puertas a lo largo de mis años. 
Así era mi papito Jhan. Aun cuando me mude de Ciudad, este precioso hombre y su esposa seguían cuidando de mi, y se que de todos los que también han tenido que dejar la ciudad. 
Un hombre realmente ejemplar, admirable, respetable, tierno y amoroso, pero también con fuerte semblante cuando debía corregirnos. El ahora duerme, pero estoy segura que al sonar la trompeta se levantara en un cuerpo nuevo e incorruptible y volveré a verle, abrazarle y darle las gracias por todo lo que me enseño. 
Para terminar este pequeño homenaje, les dejo un precioso pensamiento de las palabras de este siervo:
"Eres inmortal, hasta que Dios cumple Su Propósito contigo"-Ap. Juan Fermin-

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